domingo, 23 de febrero de 2014

| 2ª TEMPORADA | Capítulo 7 y ÚLTIMO.



Han pasado 6 años...



Ya estamos despegando, nos vamos una semana a Dublín, una ciudad preciosa que siempre he querido conocer.

Me pongo los cascos y me relajo en asiento, Dani hace exactamente lo mismo, y entrelaza las manos conmigo.

Me quedo profundamente dormida, no sé cuantas horas habrán pasado, pero siento como Dani intenta despertarme, a duras penas habro los ojos y le doy un beso.

— Ya hemos llegado cariño. -Y sonríe.-

— ¿Ya? ¡Qué pronto!

— Te has pasado todo el viaje durmiendo.

— Seguro que tú también.

— Parte.

Cojemos un taxi con dirección a nuestro hotel, las vistas son preciosas desde el taxi.

Después de media hora viendo através de la ventanilla la ciudad por fin llegamos a nuestro hotel.
Cogemos las maletas y subimos a nuestra habitación.

Es preciosa, una cama grande de sábanas blancas, unos muebles tapizados y con un rollo vintage que a mi me encanta, y cuando entro al baño un super jacuzzi, completamente equipado. Dani aparece por detrás y me abraza.

— ¿Lo estrenamos? 

Notó su sonrisa en mi oído.

— Me parece bien, pero luego.

— Está bien.

— ¿Vamos a dar una vuelta?

— Claro.

Cuando acabamos de colocar las cosas en nuestra habitación salimos a fuera.


Llegamos a O' Connell Street una de las calles más famosas, rodeada de tiendas, bares, restaurantes y esculturas.

Nos hacemos un par de fotos con la réflex y luego entramos en varias tiendas, compramos alguna cosa, aunque me enamoro de unos Cristian Louboutin (tacones) y me los tengo que llevar sí o sí. Después de recorrernos varias tiendas llegamos a un restaurante llamado Flannagan's en el corazón de Dublín, es un lugar precioso y la comida a estado realmente deliciosa. 

Al final nos decidimos por regresarnos al hotel, ambos estamos cansados y mañana tenemos un día largo de recorrernos la ciudad, ya saldremos por la noche mañana.


Estamos en el hotel y yo estoy terminando de ponerme mi ropa para dormir. 

Después de un tiempo ambos quedamos profundamente dormidos, apegados el uno al otro.

Bueno, han pasado seis años, han sucedido muchas cosas en este periodo de tiempo, yo ya tengo 24 años y Dani 27. 
Auryn sigue y ya se han expandido por todo el mundo, hace poco han acabado su primera gira mundial, y quizás nos vemos menos, pero ambos hemos madurado, y nos queremos más que nunca, quizás, como diche el dicho, más que ayer, pero menos que mañana.

Atrás han quedado muchas tonterías, nuestros estúpidos enfados, que no quiere decir que ahora no discutamos, pero cuando lo hacemos, lo arreglamos con un beso, una caricia, una mirada de amor de uno hacia el otro. 

Que deciros de el resto del grupo..

Empezaré por Carlos; Desde hace un años por aquí está con una chica que conoció por un amigo, está muy feliz.

Álvaro e Iria están de luna de miel por El Caribe, sí, hace un año y medio se han comprometido y hace una semana se han casado. Ha sido una boda preciosa, quizás la más bonita a la que haya asistido. 

Ali y David tienes una niña, tiene seis meses y se llama Natalia, es preciosa, y ambos están embobados con ella, aunque por el momento no hay constancia de que se vallan a casar.

Blas lleva un año con una chica, es inglesa y es muy guapa y muy simpática, siempre que podemos quedamos todas para ponernos al día, aunque es difícil compaginar horarios por el trabajo.

Y para finalizar quedamos yo y Dani, llevamos cuatro años viviendo juntos, al final me volví a Madrid con él, vivimos en una urbanización, en un chalet con jardín y piscina precioso, y hasta nos hemos comprado un perro, es un Carlino y se llama Max, es una cucada, aunque ahora está en casa de mis padres y mi hermano y mi hermano, que ya están muy grandecitos.



— Cariño, despierta. 

Abro los ojos lentamente y me estiro, veo a Dani que me mira con esos ojos que me tienen locamente enamorada.

— ¿Qué hora es?

— Pues son las diez. Así que arriba. Que tenemos un largo día por delante.

— Tienes razón. -le beso- por cierto... Esto es muy raro...

— ¿Él qué? -me mira confuso-

— Qué seas tú el que me despuertes en vez de al revés.

Ambos reímos.

— Ves, te estas volviendo una vaga.

— Jaja, dicen que lo malo se pega.

— ¿Ah sí? -me mira pícaramente-

— Dani, ¿Qué vas a hacer?

Y entonces se avalanza y me empieza a hacer cosquillas, cosa que yo no aguanto, y estamos así un buen rato hasta que suena la puerta.

— ¿Quién será? -Pregunto curiosa-

— Seguramente sea el servicio de habitaciones con el desayuno.

— Uy, que tentador suena.

Dani se levanta y abre la puerta, y efectivamente es el servicio de habitaciones, con un carrito y unas bandejas cubiertas.
El chico deja todo y se va.

— ¿Qué has pedido?

— Ah, sorpresa.

Dani acerca el carrito hasta la cama y empieza a hablir las dos bandejas.

— Bueno, como puede comprovar señorita, se trata de una taza de té, un zumo de naranja natural, un cruasán con mermelada de arándanos, y para terminar unos muffins de mora, sus favoritos. ¿o me equivoco?

— Para nada. Me conoce bien.

— Te conozco y te quiero.

— Yo más.

— No.

Juntamos y rozamos nuestras narizes y nos fundimos en un beso.

Cuando acabamos de desayunar damos una vuelta por la ciudad. Hasta que al anochecer llegamos al hotel, nos damos una ducha y nos preparamos para salir a una cena romántica los dos solos.


Llegamos a un restaurante, era muy lujoso y precioso, decorado al más mínimo detalle.

Mientras esperabamos por la comida nos sirvieron un vino de la zona, y bastante caro.

— Cariño, estás preciosa, como siempre.

Me ruboricé, podía dicirmelo mil y una vez que siempre causaba ese efecto tan bonito en mí.

— ¿Sabes qué?

— Dime.

— Me encanta que aunque llevemos casi siete años, aún te ruborices cada vez que te digo que te quiero.

Yo asentí, iba a contestarle, pero antes de que lo hiciese, él me paró y continuó hablando.

— Me encanta cuando vienes, me das un beso sin más. Me encanta tu sonrisa, me enamora tu mirada, tan profunda, que no me hace falta un segundo para saber como te sientes. Me encanta que seas tan sincera, tan directa. Me encanta que me comas a besos, que me grites en la oreja que me deseas. Me encanta que te muerdas los labios, me encanta que me digas que me quieres, y sabes, daría la vida mil y una veces por tí. Y es que no concibo mi vida sin ti, simplemente no tendría vida.

No pude evitarlo y me emocioné, alguna lagrimilla empezaba a caer por mis mejillas.

— yo... -No sabía que decir, eran tan hermosas sus palabras.-

— No digas nada ____, solo quiero decirte, que eres la mujer de mi vida. Y que quiero casarme contigo.

Me quedo atónita. ¡Me está proponiendo matrimonio!
Saca una cajita de su bolsillo.

— ¿Quiéres casarte conmigo?

— ¡Claro que quiero!

Entonces lo beso con todas mis fuerzas, ahora puedo decir que soy la persona más feliz del mundo.
Me coloca el precioso anillo en el dedo.

— Te amo.

— Te amo.

— Mía.

— Tuya.

— ¿Para siempre?

— Para siempre.




——————————————————————————————————

Bueno, ahora no sé que decir...
Has sido unos meses muy intensos. Se cierra una etapa.. Mi primera novela.. Os estoy muy agradecida. Ha sido fantástico recibir tanto apoyo desde el principio.

Ahora podréis encontrarme en mis próximas novelas.

En una ya estoy en la segunda parte.
(Todavía no subiré el capítulo)


Y mi nueva novela. Con la que estoy realmente ilusionada.


Podréis seguirme (Sí aún no lo hacéis en mis redes sociales) 

TWITTER: saradiamondlove

INSTAGRAM: SaraDiamondLove

OS QUIERO MUCHO. ❤️

domingo, 16 de febrero de 2014

| 2ª TEMPORADA | Capítulo 6:

Pasó el bautizo de mi hermano Marc y tocaba volver a Madrid, me despedí de mi familia y Dani quedó en venir a verme el viernes para pasar el fin de semana conmigo. 

Esa semana la tenía repleta de trabajo, por suerte, tenía que hacer dos sesiones fotográficas para anunciar jollería, y después me iba a presentar a un casting para hacer una serie, bueno, un papel de dos o tres capítulos, pero estaba ilusionada, quería probar en la faceta de la interpretación.

Pasó la semana, no fue muy lenta del trabajo que tenía, oficialmente yo y Dani ya habíamos dicho que habíamos vuelto, y hoy venía, lo echaba mucho de menos. 

Ali se había ido a pasar el finde con David a Granada, y había estado hablando con Iria, se iban una semana de escapada romántica a Italia, me parecían una pareja tan sincera, tienen broncas y lo arreglan con una sonrisa y un beso, ¿qué hay mejor que eso?

Dani y yo decidimos irnos unos días a mi pueblo, a visitar a mis abuelos y a mi madre, y luego irnos los dos solos a algún lugar perdido, quizás.


Ibamos por la carretera, nos esperaban infinitas horas de viaje, pero su compañia lo hacia más ameno. Durante la primera parte del viaje me la pasé durmiendo, habíamos salido a media noche, eran las siete, y paramos en un restaurante cercano a desayunar.

Unas tortitas con sirope de chocolate y una macedonia. Uf, iba a engordar 20 kilos estas vacaciones.

Después de un par de horas llegamos a mi pueblo para la hora de comer, mi madre estaba enterada, pero para mis abuelos era una sorpresa.

Nos bajamos del coche, por fin, otra vez podía respirar el aire limpio y libre de la naturaleza.

Tocamos a la puerta y abrió mi abuela, se llevó una muy grata sorpresa y me estrujó en uno de sus amorosos y dulces abrazos, al igual que mi abuelo, y luego mi madre. 
Dani todavía no les conocía, solo a mi madre, así que les presenté, y todos hicieron buenas migas al momento.

Nos sentamos a comer con mi familia, comida de la abuela ¿existe algo mejor? No. 

Después de dejar las maletas en mi cuarto y acomodar algunas cosas, decidimos bajar al puerto, la playa, para enseñárselo a Dani.

No hacía frío, ni calor, y estabamos dando un paseo por la orilla del mar, las olas chocaban contra nuestros pies, era una sensación tan libre, tan relajante... Y de la mano de él, dandome piquitos. Estaba mirando al horizonte cuando Dani me habló. 

— Sabes, muchas veces me gustaría saber lo que ronda por tu cabeza.

Le sonreí.

— Y a mi por la tuya.

Me acarició la barbilla y me besó.

Nos sentamos en la orilla a ver como trancurriá el anochecer. Empezaba a refrescar y Dani me puso su chaqueta sobre los hombros. Luego nos fuimos a casa, cenamos con mi familia y charlamos durante largas horas hasta que nos fuimos a dormir. Había sido un día agotador.


Cuando me desperté, algunos rayos del sol se habían colado por la ventana, iluminaban la preciosa cara de Dani, estaba tan tierno durmiendo, apenas podía moverme, estaba abrazado a mi, y con una de sus piernas sobre las mías.
Empecé a darle pequeños besos por el cuello, el torso, hasta su tatuaje, ví como se despertaba con una sonrisa.

— Buenos días reina.

— Buenos días corazón.

— ¿Sabes que no hay cosa más bonita que despertarme a tu lado así? 

Sonreí y me mordí el labio.

En cuestión de segundos estaba encima de mí, besándome apasionadamente, embriagando mi piel de su aroma. 

Me metí en la ducha y sentí su mano sobre mi espalda dibujando un corazón.

Mariposas en mi vientre, esa sensación del primer día estaba más viva que nunca.

— Eres lo mejor que tengo. 

Me susurraba al oído.

Me giré y lo abracé fuerte.

— Te quiero.

Nos besamos y me empujó contra la pared, me besaba, fue una ducha movidita a decir verdad.

Bajamos a desayunar, no había nadie abajo, así que cogí lo que mi madre me había dejado preparado, después nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo, esta semana eran las fiestas y los puestos y feriantes empezaban a abarrotar la plaza. 

Nos sentamos en una terraza en el muelle, y nos hicimos una foto y la subimos a nuestras respectivas redes sociales.

A lo lejos ví a un grupo de gente que se acercaba a nuestra mesa, enseguida les reconocí y me levanté a saludarme, eran viejos amigos que venían siempre a pasar aquí las vacaciones, por tener a sus familiares aquí.

— Hombre ____, ¡Cuánto tiempo!

— Ya chicos, ¿qué tal estáis?

— Muy bien, ¿y tú? Ya os e visto que estáis saliendo. ¡Enhorabuena!

— Gracias Marta. -Marta era una de mis mejores amigas aquí, era bajita, con unos ojos verdes preciosos, pequitas, un pelo negro azabache, rizado y bastabte largo.-

— ¿Hasta cuando os quedáis?

— Pues hasta el domingo. Así que nos quedan aquí tres días.

— Bueno, hoy vendrá una orquesta, podemos quedar todos para tomar algo sobre las once y luego ir a ver los fuegos artificiales. ¿Os parece bien?

Todos aceptaron encantados.

— Pues claro, nos vemos en este bar entonces.

Nos despedimos y nos fuimos a casa para la comida.

Pasamos el resto de la tarde en la playa.

Llegó la noche y nos vestimos para irnos al bar. 
Dani iba muy guapo, como siempre.
Yo me había decantado por esto.

Llegamos al bar, había mucha gente, nos pedimos una cerveza Dani y yo un vino blanco, y charlamos durante esa hora con mis viejas amistades.

Anunciaron que venían los fuegos artificiales, los levantamos y nos acercamos hasta la orilla de la playa para ver los fuegos artificiales, es precioso.

Dani me abrazaba la espalda, mientras veíamos como el cielo se iluminaba por momentos, con preciosos y ensordecedores colores, azules, amarillos, rojos, grises, verdes etc...

Cuando acabamos fuimos caminando hasta la fiesta. Bailabamos y nos reíamos, Tomás me señaló para que bailara con él, mientras bailábamos me hablaba.
  
— Se te ve muy feliz con Dani.

— Lo soy. -sonreí.-

— Tienes ese brillito en los ojos que nunca te ví.

— Mucha gente me lo dice. 

— Me alegro.

Bailabamos muy pegados y nos reíamos, siempre había sido uno de mis mejores amigos.

Cuando era de madrugada nos despedimos y nos fuimos.

Dani iba raro. Muy raro. Y sabía perfectamente lo que le pasaba. Ataque de celos en 3... 2.... 1....

Entramos por la puerta de mi habitación.

Dani se echó en la cama y se revolvió para que no le abrazara.

— ¿Se puede saber que te pasa? 

— ¿A mí? Nada.

— Te conozco perfectamente. -suspiro-

— Pues por lo tanto no deberías de haberlo echo.

— ¿El qué?

Se gira y los dos sentados nos quedamos mirándo.

— Eres mía, solo mía.

No me gustaba que fuera tan sobreprotector, pero formaba parte de su carácter, y de una forma u otra, me acababa por gustar.

— Lo soy.

— Pues no lo parece.

— ¡En serio quieres discutir ahora!

— Pues no lo hagas más.

— Sabes que no me gusta que me prohibas cosas. Y que por ahí no vamos bien.

— Pero.. -no le dejé terminar la frase-

— ¡Pero nada joder!

— No quiero hablar más contigo.
-cogió y se fué a dormir al salón-



Sentada en el borde de la cama, agarraba con fuertes puños las sabanas, mientras las lágrimas cayendo sobre los muslos reprimían mi dolor. La habitación era casi tan oscura como mi alma, apenas unos cuantos rayos de luz entraban timidamente iluminando mis piernas haciendo brillar con la luz del cielo las lágrimas allí en mis muslos desbocadas. Con gritos sofocados intentaba que nadie me oyera ser frágil, ser vulnerable. Dejo de agarrar las sabanas, y quieta en silencio observo mis manos que no podían parar de temblar. Me las acercó cuidadosamente a la cara limpiando los restos de lágrimas que asomaban con la intención de deslizarse. Me levantó con pesadez, abro las cortinas observando las blancas nubes y la luz me ciega. Me doy la vuelta, paso ante un espejo que evito mirar y salgo por la puerta de mi habitación con una sonrisa postiza pintada en la cara.
No quiero que mi familia note que he estado llorando. 

Veo que Dani no está por ninguna parte, subo arriba, me visto http://www.polyvore.com/m/set?.embedder=6056713&.svc=copypaste&id=112707359 y salgo hacia la playa a pensar, o yo que sé.

Camino durante un largo tiempo y noto la respiración de alguien cerca de mí.

— ¡____! -grita Dani.

Me doy la vuelta y veo que viene corriendo.

— ¡qué!

— Lo siento, lo siento... -dice agarrándome las muñecas.

— ¿Qué sientes?

— Mis malditos celos. Me encontré a Tomás y...

— Te dijo que era gay, ¿no?

— Sí. ¿por qué no me lo dijiste?

— Por que estoy cansada Dani, de tus malditos celos. 

— Lo siento, nena, de verdad.

Veo sus ojos canizbajos, y no me puedo negar a esa mirada de cachorrito.

— Está bien. -suspiro.-

Su cara es todo un poema, cambia radicalmente y sonríe, pero enseguida pone una sonrisa pícara.

Me poge cual saco de patatas y me lleva hacia el agua.

— ¡Bájame!

—oh, no, nena.

— ¡Daniel Fernández Delgado no te lo reputo más veces!

— Está bien.

Suelta una carcajada.

— ¡Pero aquí no que me voy a mojar entera!

— Mojémonos.

Y me suelta en el agua, me acerca a él, me sube en su colo y me comienza a besar, me dejo llevar por las circunstancias.